LA MUJER DE ROCA
Un día esa mujer que siempre acababa bajando de la vía no regresó. Dicen que la vieron escalar sin arnés ni asegurador como solía. Que subió a la vía por las presas de roca y empezó a escalar y escalar. Que aunque le llamaron por su nombre, no miró abajo. Dicen que tenía la mirada fija hacia arriba y que parecía que sus manos y pies se movían como si la mujer improvisara una danza que fluía por la roca sin ninguna reflexión previa. Subía y subía y se iba haciendo pequeña a la vista de los que quedaban en el suelo. Subió tanto que quienes la miraban creyeron que su cuerpo se confundía con la roca. Y nunca más volvieron a verla en el suelo.